Proyecto Montessori en Lechecuagos

jueves, 7 de mayo de 2015

Y los sueños se siguen haciendo realidad...


La meta de un maestro o maestra en una escuela ordinaria consiste en enseñar al niño o la niña lo más que pueda, pero la meta del guía Montessori consiste en enseñar a los niños y niñas lo menos que pueda, Su meta es dar al niño lo que Montessori llama:
 “la mínima dosis” de enseñanza.
Mural realizado por Verena cooperante que tierne un taller de manualidades con los nios y niñas de la Escuela Montessori
 
Otra semana que hemos ido al Diplomado y hemos podido seguir aprendiendo y desaprendiendo ¡qué difícil es ser una buena guía  y no interferir en el desarrollo del niño!. Dejar que la niña y el niño exploren, descubran, trabajen solos, se equivoquen y sean ellos los que corrijan sus errores sin enmendarles y decirles “eso no se hace así” es muy complicado. Sobre todo cuando en Occidente,   nos han enseñado a que las maestras lo saben todo,  y son las que dicen como se tienen que hacer las cosas y corregir para que el niño y la niña aprendan. Por ejemplo,  si hoy vamos a dibujar una flor todos la tienen que hacer igual y con los mismos colores… sin darnos cuenta que les vamos cortando su creatividad, su iniciativa, su autonomía, cuando es precisamente lo que queremos potenciar.

Hay una historia muy bonita que Antonio Pérez Esclarín recoge en su libro Educar Valores y el valor de Educar”  y dice así:

EL NIÑO Y LA ESCUELA

Llegaron las clases y el niño fue por primera vez a la escuela. Era un niño muy pequeño y frágil y la escuela la pareció inmensa, pero cuando el niño descubrió que podía entrar a su salón desde la puerta que daba al exterior se puso muy contento y ya no le parecía tan grande la escuela.

Una mañana dijo la maestra:

-          Hoy vamos a hacer un dibujo.

El niño se puso feliz porque le encantaba dibujar. Sabía pintar leones, tigres, pollos, vacas, barcos, carros, casas, ciudades… Sacó su caja de crayones y empezó a dibujar.

-          Esperen, no es todavía tiempo de empezar – les dijo la maestra – hoy vamos a pintar flores.

Al niño le pareció bien porque le encantaba pintar flores. Empezó a pintar unas extraordinarias flores con sus crayones rojos, anaranjados, azules. Pero la maestra dijo:

-          No pinten nada todavía. Yo les voy a enseñar cómo se pintan las flores.

Y la maestra dibujó una flor roja con el tallo verde. El niño miró la flor que había hecho la maestra, miró la que él había pintado y le gustó mucho más la suya, pero no lo dijo.  Volteó la hoja y pintó una flor roja con el tallo verde, igual que la flor de su maestra.

-          Hoy vamos a trabajar con `plastilina- dijo a los pocos días la maestra.

El niño se puso contento `porque le encantaba la plastilina. Con ella era capaz de hacer culebras, ratones, carros, camiones, árboles, hombres, libros… y empezó a preparar su bola de plastilina. Pero la maestra dijo:

-          Todavía no es tiempo de empezar. Dejen las plastilina quieta hasta que yo les diga. Hoy vamos a hacer un plato y yo le enseñaré cómo hacerlo.

El niño imaginó múltiples formas de platos, pero como la maestra hizo un plato hondo y les había dicho que debían hacer lo que ella hiciera, hizo también un plato hondo, igual que el de la maestra.

Así, poco a poco, el niño aprendió a esperar que le dijeran lo que tenía que hacer y se convirtió en un niño obediente y ejemplar,  porque siempre hacia las cosas como le ordenaba su maestra.

Al cabo de un tiempo. La familia se mudó a otra ciudad y los padres llevaron al niño a una escuela nueva.

-          Hoy vamos a hacer un dibujo – dijo la maestra el primer día que llegó el niño a la escuela.

El niño se puso a esperar que la maestra dijera como tenían que hacer ese dibujo, pero no les dijo nada y se puso a caminar por el salón  y a mirar los dibujos de los niños.

-          ¿No te gusta dibujar? – le preguntó cuando le vio sin hacer nada.
-          Si –  contestó el niño- , pero ¿qué vamos a hacer?.
-          No sé, lo que tú quieras.
-          ¿Con cualquier color?
-          Claro, si todos hicieran los mismo, cómo sabría yo que pintó cada uno.
-          No sé – dijo el niño, y empezó a hacer una flor roja con el tallo verde.

(versión libre de “El niño Pequeño de Helen Bucklein)

Antonio Pérez hace hincapié en que Educar no es adoctrinar sino provocar la creatividad. La educación necesita motivar la autonomía no la sumisión. En la escuela tradicional todo es determinación, el alumno tiene que hacer lo que el maestro le diga y cuando le diga. El maestro  orienta a los niños y niñas hacia el descubrimiento, espolea su fantasía, promueve su inventiva, los guía para que galopen sin ataduras por los "caminos de la libertad”.

Esto coincide plenamente con la metodología de M. Montessori,  en la que la maestra es tan solo una guía, un eslabón dinámico entre el ambiente preparado y los materiales que el niño y la niña va a utilizar para aprender.

Nosotras como futuras Guías no queremos niños y niñas como estos:

Escuela tradicional

En esta nueva  semana de Diplomado hemos llegado casi a la mitad de la carpeta de Lenguaje. Ha sido una semana de mucho trabajo en la elaboración de materiales y además hemos realizado 8 presentaciones a los niños y niñas de la Escuela “Nuevo Amanecer”,  donde estamos llevando a cabo nuestra formación como Guías. 

Os mostramos algunos de los materiales con los que hemos trabajado.

Clasificar letras

Álfabeto móvil

Colocar letras en renglón

Formas de madera

Escribir en pìzarra

Exploración de letras



Escribir en piazarra

 
Copiado
 
Emely y Pilar -Presentación el NOmbre del Niño
 








Ha sido un trabajo muy bonito el realizado con los niños y niñas del tercer nivel,  ya que están en la fase de descubrir las letras y es muy gratificante ver las caras de felicidad que ponen cuando han conseguido realizar su nombre en un papel o dibujar y  colorear sin salirse del marco o transcribir en un papel unas letras, aunque todavía no sepan cuáles son… 

y es que las palabras son mágicas nos pueden hacer reír, llorar y hasta curar… 


Teresa y Alexa- Presentación copiado
Explorar, clasificar y colocar  las letras,  creo que ha sido hasta ahora una de las actividades que más me ha gustado porque,  como siempre,   he aprendido cosas que ya tenía olvidadas,  como que hay 5 familias de letras: están las que comienzan con  curvas, las rectas, las diagonales, las cruzadas y las que no se parecen a ninguna.

Yo ya contaba con mi familia de España, la de Lechecuagos y la de León, pero ahora he añadido otras familias  ”las familias de letras del Diplomado Montesori…”


También tuvimos tiempo en Ocotal , después del Diplomado,   de comprar y dejar encargados algunos materiales,  que nos vendrán muy bien para los ejercicios del silencio en el aula, claro que no contábamos con que el invierno se nos adelantaría y que nos mojaríamos un poquito en el camino de vuelta  a casa.


 













El regreso a los Leche fue un poco pesado...
Veníamos con todos los materiales,  que por fin el carpintero nos ha podido terminar. Pero como “sarna con gusto no pica…” Estábamos encantadas con nuestros bultos y cajas, ya que eso significa que vamos a poder trabajar con más de 15 presentaciones en el aula en la Escuela de S. C. de Jesús,  de la que es Guía Teresita la maestra que está realizando el Diplomado conmigo.

 ¡Gracias amigos y amigas!


caja de color nº 1

torre rosada















 


Berta como siempre nos ha ayudado y ha realizado unos materiales preciosísimos  “y como muestra vale un botón”. Ella ha pintado a mano alzada  cada una de estas letras ... ¡toda una artesana!
Caja del Álfabeto Móvil

Mientras nosotras estábamos en el Diplomado las maestras han estado avanzando en los materiales,  que vamos elaborando en equipo,  para ahorrarnos  dinero (lijar, pintar, dibujar, plastificar) y utilizando material  reciclado en todos los materiales que podemos ¡Así da gusto! 


Mercedes, Deisy y MariLuz plastificando tarjetas de clasificar
Digna pintado las tablas para las vocales
 

Alba, Ana Patricia y Digna pintando las tablas para las letras de lija


















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